Aunque fui yo quien decidió que ya no mas, y no me canse de jurarle que no habría segunda parte, me cuesta mucho olvidarlo. Si…, todavía lo amo, pero la condena de su traición fue una cruz con la que no pude cargar más. Traté de hacer la vista gorda, traté de justificar por todos los medios su desliz, como lo denominó él. Pero no hubo caso, la cagá ya estaba hecha, así que no me quedó otra que agarrar sus cuatro pilchas, se las tiré por la cabeza y lo saqué cascando. Mi corazón se destrozó en mil pedazos al verlo partir,..Cuando traté de pagarlo me di cuenta de que una parte se había ido en su bota, y que jamás volvería.

Hoy trato de llenar ese espacio, con los relámpagos de felicidad que brindan las alcohólicas relaciones pasajeras, que de bar en bar voy encontrando. Aun así es imposible olvidarlo, si olvidarlo, si esta ahí presente en todos los segundos, en todas las visiones, está aún su calor en mi cama, su sueño en mi almohada, esta ahí, latente su instinto taurino asechándome en soledad, no se han borrado las huellas que sus manos de fuego dejaron en mi geografía. Sigue en cada objeto donde su sombra fue derramada por la luz insinuadora del atardecer. Como desprenderme de esa mirada arrulladora y poderosa como el mar, esa mirada profunda y constante donde mis ojos descansaban en un frenesí de pasión que recorría mis entrañas. Como mierda hago ahora para encontrar la energía y la fuerza que su sonrisa perfecta me entregaba. Donde cresta voy a conseguir la palabra precisa que endulzaba mi mañana y me sacaba del más profundo abismo. Esa palabra… maldita palabra, maldita la luz de tu mirada, maldita tus manos, maldito el día en coincidieron nuestros destinos…

Quiero olvidarme de él, quiero deshacerme de su olor de su, de su piel y de todo lo que me recuerda a él. Voy a enterrar su recuerdo en la tierra del olvido, pero conservare las huellas que dejo, ellas me acompañaran y me protegerán por el resto de mi vida. Es hora de dar vuelta la página, y seguir adelante... ¿Quién sabe que traerán los nuevos vientos?